Que hace algún tiempo pinto, no es un secreto. Que hago fotografía, tampoco. Que escribo en los papeles que ya no sirven en el trabajo, nadie lo sabe. Bueno ahora sí. Cuando se incorpora la mirada artística a la propia vida, todo cobra un sentido nuevo, otro significado, no exagero. Hoy en día ya no podría concebir mi vida alejado de papeles, pinceles, lápices, colores… La mirada cambia totalmente. Yo voy por la calle y esto es verdad, miro proporciones, perspectivas, sombras, texturas, regla de cuartos, formas, también escucho sonidos, me detengo a oír y ver cosas que estoy absolutamente seguro, no cualquiera puede o sabe hacer. No es jactancia, es aprendizaje. Los distintos talleres y cursos de artes visuales y fotografía, incluso aquel lejano taller literario que supe hacer hace ya tanto tiempo, me han servido mucho, muchísimo. Esas experiencias de iniciación fueron las que han ido abriendo la cabeza a un mundo que convive con el mundo “real” de la vida diaria. Me siento